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España está repleta de edificios pasivos. Muchos de ellos cuentan con el certificado Passivhaus; otros, sin embargo, no, pero cumplen perfectamente con sus directrices. Por ello, aquí queremos hacer un repaso por los más grandes e interesantes que podemos encontrar en nuestro país. Desde edificios de viviendas a grandes rehabilitaciones.
Viajamos, en primer lugar, a Bilbao. En esta ciudad del País Vasco se encuentra el edificio Passivhaus más alto de todo el planeta. Hablamos, cómo no, de la primera torre de Bolueta. Está formada por 171 viviendas de protección oficial (VPO). Alcanza, mediante 28 pisos, los 88 metros de alto, lo que la sitúa por encima de la torre Cornell de Nueva York.
Destaca, principalmente, por las 3000 lamas de aluminio que cubren su revestimiento aislante de lana de roca. Esto, según diversos estudios, supone un ahorro de energía de hasta el 75 % para sus usuarios. Se prevé que, en los próximos años, se construyan otras seis. La segunda ya está en marcha.
Este edificio ostenta el honor de haber sido el primero en España en conseguir el certificado Passivhaus. Data de 2014 y está situado dentro del polígono industrial de Sollana, Valencia. Sus dos patios interiores están pensados para favorecer la creación de corrientes de aire y fomentar la iluminación natural, lo que supuso un auténtico desafío para los arquitectos que lo diseñaron.
Para hacernos una idea, el consumo de energía de este edificio de oficinas se sitúa en el 20 % respecto a uno convencional. El uso de bloques de termoarcilla en la fachada, mortero hidrófugo y aislamientos de lana de roca lo ha hecho posible.
Aquí nos encontramos ante una gran rehabilitación realizada a caballo entre 2016 y 2017. Se localiza en pleno centro histórico de Gerona y durante las obras fue necesario salvaguardar la mayor parte de la fachada, lo que dificultó las obras. Eso sí, tal y como demuestra la obtención del certificado ENERPHIT, fueron un éxito.
La construcción original, llevada a cabo mediante ladrillos y forjados de hormigón, fue aislada desde el interior a través del empleo de paneles PIR y cámaras de instalaciones, así como de paneles de cartón yeso y lana mineral. Su sistema de ventilación mecánica con recuperador de calor, unido a su climatizador por techo radiante, hicieron el resto.
Una biblioteca erigida en 2015 a partir de una idea tan original como efectiva a la hora de ahorrar energía. En concreto, hablamos del semienterramiento de los dos volúmenes que componen el edificio, lo que se tradujo en una excelente mejora en el aislamiento térmico.
Sus principales ventanales se sitúan en las fachadas oeste y sur, mientras que el resto están protegidos con relleno de perlita, paneles de aislamiento y árboles. Al igual que el anterior, su sistema de ventilación dispone de un recuperador de calor. De igual modo, es capaz de recoger las aguas pluviales.
En España no solo hay edificios, sino también casas unifamiliares erigidas bajo los estándares Passivhaus. El mejor ejemplo es Villa Sol y Viento, que se ubica en el municipio costasoleño de Mijas. Fue edificada en 2015 y, por fuera, destaca por su diseño tradicional en color blanco.
Sin embargo, está repleta de innovaciones destinadas a mejorar la eficiencia energética y a aprovechar al máximo los recursos naturales. Por ejemplo, sus persianas se abren y cierran automáticamente según la posición del sol. Este elemento es el principal suministrador de potencia del inmueble gracias a los paneles fotovoltaicos de la azotea. Además, el jardín se riega en exclusiva con las aguas pluviales recogidas, mientras que el corcho es protagonista del aislamiento de sus balcones y cubiertas.
Otra gran rehabilitación bajo los estándares Passivhaus. Esta vez, llevada a cabo sobre un inmueble construido en la década de 1950 y compuesto por 4 plantas y 10 apartamentos. En sus inicios, poseía ventanas de madera y vidrio para ventilar y carecía de todo tipo de aislamiento.
El trabajo de rehabilitación está destinado a subsanar esos fallos y a hacerlo más eficiente. Para ello, se ha colocado una capa de aislamiento SATE de 12 cm de grosor y se han instalado cerramientos de PVC y un sistema de ventilación mecánica.
En definitiva, podríamos pasarnos todo el día hablando de los grandes edificios Passivhaus repartidos por nuestro país, pero queremos detenernos aquí. Es presumible que, dada la importancia del ahorro energético en el presente y en el porvenir, este tipo de construcciones cada vez sean más habituales. Por tanto, no descartamos que, en un futuro cercano, tengamos que hacer otro artículo similar a este con nuevas edificaciones todavía más sostenibles y eficientes.
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