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Las construcciones passivhaus han ganado en protagonismo. La pandemia ha puesto de relevancia las deficiencias de la mayoría de viviendas. Estas presentan, por ejemplo, problemas de eficiencia en la circulación del aire o en la ventilación del edificio. Pero ¿por qué el público se decanta por este tipo de hogar? Hablamos de ello continuación.
Las construcciones pasivas o passivhaus fueron inventadas en 1991 por Wolfgang Feist. El objetivo de este físico era el de conseguir un edificio eficiente desde el punto de vista energético. Se dio cuenta de que un tercio del consumo procedía de la calefacción. Para reducirlo, investigó cómo se distribuía el calor, el impacto de las ventanas, los sistemas de ventilación o el propio techo.
Tras su estudio, consiguió que su propia casa consumiera un 87 % menos de energía. Tal descubrimiento lo llevó a diseñar un nuevo tipo de vivienda. La eficiencia energética es uno de los puntos clave del diseño, así como la ventilación o la estanqueidad con respecto al exterior. Además, Feist también tenía en mente la importancia del bienestar y la salud de los inquilinos.
Este es el detalle que ha puesto de relevancia su idea durante la pandemia. Los virólogos inciden en diferentes recomendaciones que se ponen en práctica en una passivhaus. Al favorecer una buena ventilación, el aire se renueva a una velocidad adecuada, lo que reduce las probabilidades de contagio. Así, los hogares ganan en seguridad frente a la amenaza que supone el virus.
Asimismo, una construcción pasiva ofrece un entorno más saludable que una normal. La temperatura se mantiene estable durante todo el año. El rango oscila entre los 22 y 24 ºC y la humedad también se mantiene en unos límites adecuados. Al mantener bajo control estos dos factores, la reproducción de patógenos se dificulta. No dispondrán de unas condiciones óptimas para su desarrollo.
También disfrutamos de un hogar más tranquilo, ideal para una recuperación o para soportar un confinamiento. La estanqueidad de la edificación es un factor que se tiene muy en cuenta en un diseño passivhaus. El resultado es una vivienda aislada de los ruidos exteriores. No escucharemos el tráfico, lo que aumenta el confort, pero tampoco malgastaremos energía.
La eficiencia energética es uno de los objetivos que busca, y cumple, este diseño. Consigue que la energía no se desperdicie, por ejemplo, al calentar la vivienda. Si existen demasiados puentes térmicos, el calor se transmitirá al exterior a gran velocidad. Esto aumenta la necesidad de energía, algo que se trata de evitar mediante las medidas adecuadas. Una de ellas, precisamente, consiste en reducir los puentes térmicos.
Pese a las bondades que ofrece este diseño, está aún en fase de expansión. La pandemia lo ha puesto de relevancia y las instituciones lo apoyan. La Unión Europea desarrolló en 2012 una directiva en la que se recoge que las nuevas residencia tendrán un consumo de energía nulo. Esta medida se empezó a aplicar en el 2021, pero aún no se está desarrollando en toda su extensión.
Para hacernos una idea, en todo el mundo solo existen 29.000 inmuebles con certificado oficial. La organización encargada de entregarlos es el Passive House Institute, el cual fue fundado por el propio Wolfgang Feist. También desarrollo el estándar internacional que es necesario cumplir. En cuanto a España, se llevan desarrollando proyectos desde el año 2010, ya que hay arquitectos e ingenieros comprometidos con este diseño.
De hecho, el crecimiento de los proyectos en estos dos años ha aumentado. No pasa desapercibida para la sociedad la ventaja que supone una passivhaus, tanto en materia sanitaria como de eficiencia energética. En España existen 150 proyectos certificados y se espera alcanzar los 307 en poco tiempo. Por tanto, el interés en este diseño es una realidad.
Sin embargo, tenemos que actuar con cuidado para no caer en fraudes. Ante este crecimiento, se agudiza el ingenio fraudulento para tratar de aprovechar la tendencia. Para evitar este problema, debemos apoyarnos siempre en especialistas en la materia. Es recomendable revisar si los arquitectos o ingenieros cuentan con los certificados adecuados.
Debemos fijarnos en si cumplen con los requisitos del estándar internacional, un síntoma inequívoco de calidad. También prestaremos atención a los proyectos que ya han realizado. Así, nos haremos una idea sobre la confiabilidad de los profesionales que tengamos en mente. En poco tiempo sabremos si podemos o no confiar en sus capacidades o si siguen al pie de la letra los requisitos de una passivhaus.
En definitiva, la pandemia ha puesto de relevancia el bienestar en el hogar. La circulación del aire y la ventilación son factores claves para que los patógenos no sean un problema. El diseño passivhaus nos ayuda en este aspecto, pero si vamos a apostar por él, necesitamos a unos especialistas. En Ingecon contamos con una dilatada experiencia de 20 años y disponemos de los certificados necesarios. ¡Contáctanos!
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